"Naci feliz, eso ayuda ¿no?" decia este fotógrafo francés, que en sus casi 90 años de trayectoria nunca dejó de considerarse un aficionado. A los 8 años recibió de regalo de su padre, gran aficionado a la fotografia, una cámara fotográfica, con la cuál se dedicaria, a partir de entonces a intentar plasmar todo lo que se movia, sus juegos, a sus hermanos y amigos.
Desde su más tierna infancia fotografió todo aquello que le conmovia, lo que le hacia feliz, lo que le parecia bello y que le servia para luchar contra el paso del tiempo y el olvido. La fotografia le sirvió como herramienta para capturar la fragilidad de la existencia y la brevedad de la felicidad. Y también reflejó con ella su particular visión de las mujeres, de un mundo que cambiaba muy rápidamente.
Hijo de un acaudalado hombre de negocios, sus fotografias reflejan a la burguesia francesa de principios del siglo XX, pero bajo una apariencia de felicidad, ligereza, inocencia, espontaneidad y alegria de vivir. Todas sus fotografias reflejan un mundo apacible, donde muestra a personas que disfrutan de la vida, que se divierten o que juegan constantemente.
Y estas son algunas de sus fotografias, con las que quiso atrapar algunos instantes de felicidad:
Como decia Lartigue "La vida es algo maravilloso, que baila, salta, vuela, rie y pasa".
Henry con su madre y su abuela
con su primera cámara en los brazos